Vamos a bautizar a la fascitis plantar como la lesión del verano, ¿Se te ocurre por qué? Esta lesión nos la encontramos durante todo el año, aunque en verano aumenta el número de casos debido al tipo de calzado que se utiliza. Pero antes quiero explicarte en qué consiste esta lesión.
FASCIA PLANTAR, FASCITIS PLANTAR Y ESPOLÓN CALCÁNEO
La fascia plantar es una estructura plana, gruesa y fibrosa situada en la planta del pie, que va desde el calcáneo (hueso del talón) hasta los metatarsos (origen de los dedos). Tiene una gran importancia al caminar, ya que mantiene la estructura del pie sosteniendo nuestro arco interno. Dado su carácter elástico, es capaz de absorber energía en cada apoyo del pie para devolverla al dar el paso.
La fascitis plantar cursa con dolor principalmente en la zona de la fascia que se inserta en el calcáneo, aunque también puede darse en otro punto a lo largo de la misma. Estudios recientes nos demuestran que el origen de esta lesión no se debe a un proceso únicamente inflamatorio, sino también degenerativo ocasionado por microtraumatismos repetitivos, por lo que su correcta denominación sería fasciosis plantar.
En algunos casos, al realizar las pruebas radiológicas podemos encontrar una calcificación en la zona de unión de la fascia con el calcáneo, a esto lo denominamos espolón calcáneo. Esta calcificación nos indica que la persona lleva bastante tiempo con fascitis, pues es el resultado de un exceso de tensión mantenido en el tiempo en la inserción de la fascia en el calcáneo.
EPIDEMIOLOGÍA
Es una lesión bastante frecuente. Entre la población no deportista, suele aparecer a partir de los 40 años, pero entre los deportistas puede darse mucho antes. Puntualizo que, si realizas deporte de forma correcta, no solo no serás propenso a padecer fascitis plantar, sino que la prevendrás.
Dentro de la población deportista afecta por igual a hombres y mujeres, pero entre los no deportistas hay un predominio de afectación en mujeres. Esto se debe mayormente al uso de calzados con distintas alturas, que modifica la biomecánica del pie.
DOLOR
El principal síntoma es un dolor agudo en la base del talón o a lo largo del arco interno del pie. Este dolor es mayor en los primeros pasos al levantarte por la mañana, ya que, tras varias horas de inactividad por la noche, el pie no ha recibido cargas ni tensiones de ningún tipo. Al dar los primeros pasos volvemos a introducir tensión en las estructuras del pie (fascia inclusive) y agudizamos el dolor que al llevar un rato caminando tiende a descender.
ALTERACIONES DEL PIE Y LA PISADA
A nivel estructural, es posible que tengas un pie con cierta predisposición a sufrir esta lesión. Las personas con pies cavos (mayor arco plantar) o pies valgos (desplome del arco) tienen un menor apoyo del borde externo del pie, forzando en exceso la fascia plantar. Además, si tenemos una pisada en pronación (desplazamiento de la carga hacia el lado interno del pie), aumentamos las posibilidades de padecer fascitis por el mismo motivo.
LESIÓN PREVIA
La fascitis plantar también puede originarse a raiz de una lesión previa que modificó nuestra biomecánica a la hora de caminar. Con mucha frecuencia mis pacientes con fascitis me comentan que hace algún tiempo se hicieron un esguince en el tobillo pero que no se lo trataron correctamente con un fisioterapeuta.
El resultado es que tras pasar unas semanas cojeando y modificando el apoyo del pie para que no les doliese el esguince al caminar, han modificado ligeramente su patrón de marcha y apoyo del pie. El problema es que, tras dejar de dolerles el esguince, han quedado resquicios de estas adaptaciones inadecuadas de la marcha capaces de provocar lesiones por desgaste como es el caso.
FACTORES A TENER EN CUENTA
La fascia plantar está íntimamente relacionada con la musculatura de la parte posterior de la pierna, y un acortamiento de dicha musculatura puede ser un factor de predisposición a padecer esta lesión. Un uso frecuente de calzado de tacón alto acortaría esta musculatura, es por ello que mencionamos antes la mayor prevalencia en mujeres.
Si llevas mucho tiempo utilizando con gran frecuencia un calzado de tacón alto, no debes eliminarlo por completo de repente ya que este gran cambio ocasionaría descompensaciones y podría producirte otras lesiones por desequilibrio a nivel del tendón de aquiles, rodilla, cadera o zona lumbar. Es preferible ir utilizando calzado de tacón cada vez más bajo de manera progresiva.
Por otro lado, un aumento repentino del peso corporal también puede provocarnos esta lesión, principalmente si pasamos muchas horas de pie, ya que nuestra fascia tendrá que soportar más peso del que está acostumbrada.
LA LESIÓN DEL VERANO, ¿POR QUÉ?
El motivo es simple, solo tienes que comparar la superficie en la que apoyas la planta del pie en una chancla de playa con la superficie de una plantilla de calzado estándar.
Observarás que la chancla es totalmente plana, es como caminar descalzo, pero con una ligera amortiguación. Por otro lado, la plantilla se adapta a la forma del pie, principalmente al arco interno que es punto crítico en esta patología.
Tanto si caminamos descalzos, como si usamos chanclas (sin tener el pie acostumbrado durante todo el año) pondremos a nuestra fascia plantar en problemas.
Al tener nuestro arco interno sin sujeción, este tiende a bajar, separando las inserciones de la fascia plantar y generando más tensión en la misma.
La fascia es un tejido resistente y puede aguantar un tiempo en esta situación, pero si esto se repite todos los días durante varios meses y varias horas al día, ese exceso de tensión acumulada puede dar lugar a la fascitis plantar.
Existe una tendencia a realizar deporte con calzado minimalista también conocido como barefoot, que simula ir descalzo, pero la gente que lo realiza correctamente requiere un entrenamiento previo de la musculatura del pie.
Nuestros pies no están preparados para andar grandes distancias descalzos (o con chanclas que al fin y al cabo tienen una superficie similar al suelo), debido a que desde pequeños hemos utilizado un calzado que ha hecho que nuestros músculos intrínsecos del pie se vuelvan “vagos”.
Si quieres mantener tu pie sano, debes realizar un entrenamiento específico para la musculatura del pie, entre lo que se incluiría caminar descalzo, pero ya habrá tiempo para esto cuando te recuperes de la fascitis.
CONCLUSIONES
En definitiva: Todo lo que no se usa, se atrofia. Mantengamos nuestro cuerpo activo y cuidemos de él para evitar este tipo de lesiones que pueden prevenirse sin demasiado esfuerzo.
Si veo que a muchos os interesa este tema, os hablaré de qué podéis hacer para tratar y prevenir una fascitis plantar desde casa.
¿Has tenido alguna vez fascitis?
¿Cuánto tiempo te duró?
¿Te has recuperado por completo?
¡Me interesa mucho tu respuesta a estas preguntas! Cuéntamelo en los comentarios.
Un fuerte abrazo.